La artrosis es el desgaste de la articulación debido al proceso normal de envejecimiento. Es la enfermedad articular más frecuente en la población adulta. Las articulaciones más afectadas por este orden son la rodilla, la cadera, las manos sobre todo el dedo gordo y la columna vertebral lumbar, cervical o dorsal. Son las articulaciones que sostienen el peso del cuerpo.

El dolor es el síntoma principal, aparece con la actividad, especialmente con algunas como caminar, subir y bajar escaleras o en determinadas posturas, caminar por terreno irregular, levantarse de una silla y suele desaparecer en reposo. También tras periodos de inactividad importante. Con el tiempo se hace continuo y puede afectar incluso de noche. Puede ir desde una intensidad leve hasta un dolor insoportable.

Otro síntoma frecuente en la artrosis de rodilla, que es la más frecuente, es la inflamación de una capa fina de tejido que recubre la articulación, la membrana sinovial que en condiciones normales genera un líquido de aspecto viscoso y claro llamado líquido sinovial, cuya función es reducir la fricción (imagina tú articulación como una máquina que necesita estar bien engrasada y con las piezas sin desgaste), para que cuando se produzca el movimiento se reduzca el desgaste. Cuando hay inflamación este líquido se produce en exceso y provoca hinchazón, dolor y calor apareciendo en la mayoría de los casos derrame articular.

Otros síntomas que aparecen con frecuencia son crujidos, rigidez articular (la articulación se vuelve dura), debilidad y adormecimiento en brazos y piernas.

En casos avanzados se produce atrofia de los músculos, aparece inestabilidad y cada vez menos capacidad de movimiento y mayor riesgo de caídas (los músculos ayudan a que los huesos se mantengan firmes). En estas fases podemos ver diferentes grados de deformidad articular con una limitación de la movilidad de la articulación (por ejemplo imposibilidad de arrodillarte) que cada vez puede realizar peor su función, produciendo mayor discapacidad.